Violada a los 9 años, maltratada por su esposo quien la golpeaba todas las noches frente a sus amigas, con un hijo que cuidar, ignorada por sus padres y sin esperanza de cambiar su destino, así vivía Carmencita; una joven de apenas 16 años que por malas decisiones estaba viviendo lo que ella consideraba “un puro infierno”.
Cuantas jovencitas en situaciones similares a la de Carmencita, si no peor, andan por el mundo sin ninguna esperanza, solamente afianzada en la frase: “La vida me ha tratado mal”
Ayer, Carmencita fue encontrada muerta en su recámara por sobredosis de Aspirina. Lo peor de todo esto es que días antes de su muerte fue visitada por un joven quien le hablo del amor de Cristo, le repetía que aún había esperanza para ella, pues había conocido muchas en su condición que fueron transformadas por el amor de Jesucristo; sin embargo, ella fue rebelde y no escuchó la voz de Dios.
La biblia dice:
“Y esta es la condenación:
que la Luz vino al mundo,
y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,
porque sus obras eran malas”
Hoy vemos a un niño huérfano, un esposo arrinconado marcado por su culpa y unos padres atribulados y pagando sus errores. ¡Qué ironía de la vida! La única ruta para cambiar su vida, Carmencita no la quiso caminar.
Mira a tu alrededor porque cerca de ti hay una joven o un joven que está pasando por una situación similar, y necesita tu ayuda, aunque quizá es tu propia historia.
Jesús es la única esperanza. Él dijo: "Venid a mí lo que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar"
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón…
Por Antonio Moscoso
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